Uno de los momentos más mágicos que recuerdo de cuando mis hijos eran pequeños era el rato de los cuentos todas las noches antes de dormir.
Había que estar ya en la cama con el pijama puesto.
Un cuento para Bruno, otro para Darío (que ellos mismo elegían) y después, una canción para cada uno que cantaba con la luz ya apagada.
Era nuestro momento, nuestro ratito, el momento de las confesiones, de que me contasen cómo había ido el día, de los mimitos y las caricias, del ¿sabes qué mamá?
Un día, no recuerdo muy bien cómo ni por qué, les contamos la historia del Dragón Félix que era un dragón-amigo (buenísimo por supuesto) que entraba cada noche por la ventana cuando veía que Bruno y Darío ya estaban en la cama y les preguntaba a qué cuento querían que les llevase volando aquel día.
Esta historia tuvo tanto éxito que, durante muchos meses, el dragón Félix llegó cada noche a llevarles volando de cuento en cuento, a aquel que ellos eligieran y haciendo que compartiesen las aventuras de los personajes de esa historia. Hasta les hicimos un cuento de cartulina tuneando fotos para que lo tuviesen físicamente que fue otro éxito rotundo 🙂
A veces nosotros (los papis) también les acompañábamos y de esa forma pudimos entrar en las minas con los enanitos y conocer a Blancanieves, volar al País de Nunca Jamás y ayudar a Peter Pan a derrotar a Garfio, bajar por el río en la tripa de Baloo y bailar con el mono Rey Louie y muchas aventuras más.
O mezclábamos cuentos y los personajes saltaban con nosotros de una historia a otra abriéndose un montón de posibilidades y combinaciones cuyo límite era solamente nuestra imaginación.
Os recomiendo probar esta iniciativa por las noches (o por el día).
Según la edad de los niños podéis animarles a que vayan participando y describiendo los sitios donde quieren ir, con qué personajes se quieren encontrar, cómo participan en la acción, de qué manera ayudan a los protagonistas…
Es una bonita forma de divertiros con vuestros hijos y de crear preciosos recuerdos utilizando dos grandes aliados de la infancia: los cuentos y la imaginación.
Si os apetece podéis contar en los comentarios cómo es ese momento mágico en vuestra casa 😉 y si te apetece enviarme un correo electrónico para realizar cualquier consulta envíalo aquí.
Es el gran momento mágico, que no se debe sustituir por ninguna otra actividad. Y aún menos por la TVE.
Me ha encantado las fotos, volver a ver a Bruno y Darío de pequeños
🙂 ¡Hola Inma! La verdad es que no perdonábamos ese momento. Creo que lo disfrutábamos todos. Lo genial es que ahora que son mayores a veces miran en su estantería y me dicen “¿te acuerdas de cuando nos contabas este cuento?”. El gusto por los libros es algo muy fácil de fomentar cuando son tan pequeños porque están ávidos de conocerlos todos y además hay libros tan bonitos…
Tu también contribuiste a todo eso desde la escuelita así que gracias por eso y por todo lo que aprendieron contigo y con Rosa cuando estuvieron allí. Me encanta “verte” por aquí. Un besazo de los cuatro.