No sé si te habrás planteado la duda de si está bien “engañar” a los niños con este tema de los Reyes Magos.
Yo recuerdo que si que lo hice en su momento pero mi marido y yo recordando la ilusión con la que vivíamos nosotros de pequeños la visita de Los Reyes Magos en su caso y de Papá Noél en el mío nos hizo decidirnos rápidamente a favor de mantener la tradición.
Estarás de acuerdo conmigo en que es genial ver sus caritas de ilusión la noche de antes mientras colocan sus zapatitos junto al árbol, los nervios que no les dejan dormir, la emoción por la mañana de ir a ver qué regalos les han dejado…
Cuanto más pequeños son, más fácil es jugar este juego pero llega un momento en que la cosa se complica.
¿Lo sabrá o no?
A veces no podemos controlar la información que reciben y puede que:
- algún adulto sin darse cuenta hable de que ha comprado los regalos…
- algún compañero del cole que ya se haya enterado se lo cuente
- escuchen algo en la radio, la televisión…
Lo normal es que empiecen a escuchar cosas al respecto a su alrededor y comiencen a atar cabos, pero la mayoría de los niños esperan un tiempo y siguen jugando a que no lo saben (seguramente porque prefieren la opción de que los Reyes Magos SI existen o porque a ver si después de uno enterarse van a dejar de traer regalos. Y también porque son tan mágicos que entran al trapo de cualquier ilusión)
Mi experiencia
Nuestra experiencia en casa fue que nuestro hijo pequeño empezó a hacer comentarios sobre el tema como que un amigo le había contado, había escuchado que… pero no preguntaba abiértamente si era verdad o no así que decidimos contárselo para que nadie se burlase de él ni se sintiese mal.
Cómo se lo contamos
Recuerdo que estuvimos pensando y buscando la mejor forma de decírselo ya que no queríamos que se sintise engañado ni decepcionado y que a partir de entonces ya no hubiese magia y encontramos un cuento que nos pareció una bonita opción.
Venía a decir algo así como que los Reyes Magos de Oriente cuando llevaron sus regalos al Niño Jesús le dijeron que les encantaría que todos los niños del mundo tuviesen regalos ese día pero que les resultaba imposible hacerlo ya que sólo eran tres y aunque eran magos había demasiadas casas que visitar y tampoco contaban con tantos pajes como para llevar a cabo semejante tarea.
Así que se les ocurrió la idea de nombrar pajes de los Reyes Magos a los papás de los niños ya que cumplían los dos requisitos más importantes: ser quienes mejor le conocen y quien más le quieren en el mundo.
De esa forma se mantendría la magia de la navidad y cuando los padres considerasen que había llegado el momento, les contarían esta historia a los niños para que ellos también participasen y pusiesen regalos debajo del árbol para el resto de los miembros de la familia.
¿cuál fue su reacción?
Se quedaron los dos callados (el mayor pensamos que lo sabía ya pero no había dicho ni muuu). Los ojitos se le pusieron vidriosos y a mi se me hizo un nudo en el estómago. Pero… ¿entonces? dijo con un hilito de voz. Yo creo que le fastidió ser mayor y enterarse.
Pues ahora que ya sois mayores y lo sabéis podemos seguir dejándonos regalos todos si queréis ¿cómo lo véis? Creo que les gustó que hubiese una opción.
Y a partir de ahí, hemos preparado todo igual
- la leche y el roscón para Sus Majestades
- el agua para los camellos
- los zapatos junto a la chimenea
y cada uno deja sus regalitos para los demás y nos vamos a la cama. A la mañana siguiente nos despertamos unos a otros diciendo ¿habrán venido? ¡que nadie entre al salón sólo! ¡Tenemos que ir todos juntos! Nos sentamos todos en la alfombra de colores y abrimos nuestros regalos.
Esta es mi experiencia pero estaré encantada de escuchar la tuya. Te espero en los comentarios 😉
Te dejo aquí el enlace con la página de los juguetes artesanos que realizó por si te apetece incluir alguno entre los paquetes que pongas en el árbol ;-).
Y si quieres contactar conmigo por correo electrónico hazlo aquí.
Creo que en el mundo de los niños todo es más natural y sencillo, y las preguntas van llegando según crecen. Sería una gran pena que priváramos a los niños de una de las festividades más grande que van a disfrutar durante su infancia. Sobre todo por que algunos de nosotros, los adultos, no sabemos encontrar al niño que llevamos dentro y nos planteamos respuestas a preguntas que aún no se han planteado nuestros hijos.
Mi experiencia con mis hijos, y ya son muy muy mayores, es que aún esperan ese día con una tremenda ilusión y nos permitimos todos volver a ser un poco niños por un día al año. Son unos de los mejore que atesoro en mi corazón.
¡Qué bueno Inma! Muchas gracias por dejar tu opinión. Es muy importante dejar salir al niño que llevamos dentro y esperemos que muuuuuuuuchas más veces al año 😉