Disfruto transportando a las personas menudas y mayores a mundos mágicos donde pueden emocionarse, divertirse y soñar. Lo hago contando historias como se ha hecho siempre, desde el principio de los tiempos, con la voz y con mucho amor.
Cuando cuento, puedo ver en los ojos brillantes de quienes escuchan, da igual la edad que tengan, que están dentro de la historia conmigo. Así que les llevo volando, a lomos de las palabras, a viajar por mundos en los que todo es posible y, cuando les traigo de vuelta, son más ricos y se marchan a casa con una sonrisa en la boca y un puñado de historias en el corazón.