TARARIQUETECRIS

No olvides agitar tu varita que hay un mundo que crear

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No olvides agitar tu varita que hay un mundo que crear

El objetivo de este post es darte alguna pauta sobre cómo dejar a tu hijo con una nani o cómo puedes hacer la transición de ser tú quien está con tu hijo siempre o casi siempre a dejarle con la persona que va a cuidarle las horas que necesitas estar fuera de casa.

nani

Te voy a hacer una pregunta:

¿Cómo te sentirías si de repente un día al levantarte descubres que no estás en tu casa y que en vez de tu pareja hay otra persona que habla diferente, tiene otras costumbres y no sabes cómo comunicarte con ella?

Seguramente sería una situación un poco extraña que te generaría ciertos sentimientos:

  • podrías estar extrañada de que tu pareja no esté ahí y preocupada porque quieres verla y no sabes cuándo va a volver
  • o pensar ¿y esta persona que no conozco quién será? ¿tendré buen rollo con ella…?
  • incluso protestar por esa situación exigiendo que alguien te explique lo que está ocurriendo ¿no?

Tú, como adulto, puedes utilizar varias herramientas y una de ellas es el lenguaje. En cambio los niños se encuentran con este tipo de situaciones y tienen muy pocos recursos para expresar sus desacuerdos así que, utilizan lo que pueden: lloran, gritan, se enfadan…

Básicamente… protestan por ello.

¿Quieres saber cómo ayudar a tu hijo en esto para que no sea algo traumático para él ni para ti?

Nº 1 Tu actitud es vital para que esto salga bien

Dejar a tu hijo con una persona diferente genera angustias pero si ya has tomado la decisión, le ayudarás mucho más si muestras una actitud positiva y le cuentas todo de la forma más natural posible. (Si no te sientes bien con la decisión puede que te ayude leer este otro post)

Esto es difícil cuando ves que se pone a llorar (ahí es cuando te empiezan a asaltar los pensamientos de que le estás abandonando, la vida es una mierda, eres una mala madre y cosas así ¿verdad?) por eso vamos a hacerlo de una forma gradual 😉

Nº 2 ¿En tu casa o en la mía?

Si puedes organizarlo para que sea en tu propia casa mejor. El niño está acostumbrado a estar ahí, tiene sus juguetes, su espacio… y le costará menos. Si no puede ser y tenéis que ir donde sea, pues no pasa nada, se hace gradualmente y ya está.

Nº 3 ¡No me cambies las rutinas!

Tu hijo está acostumbrado a cierta rutina a lo largo del día y en cada cada hogar esa rutina es diferente.

¿Recuerdas ir de pequeña a casa de una amiga y pensar “qué cosas más raras hacen aquí”? Y es que no te das cuenta hasta que no vas a otras casas de que hay ciertas costumbres que sólo se tienen en la tuya.

Piensa en cómo organizas el día a día con tu hijo y haz una lista de las actividades que realizas con él en forma de rutina y cómo las haces (cómo le levantas, dónde y qué desayuna, qué hacéis después, dónde y cómo le vistes…) Más tarde, te ayudará a explicárselas a quien se vaya a quedar con él.

Nº 4  Tú eres única e irrepetible

Eso lo tienes claro, ¿no? A veces queremos que la persona que esté con nuestro niño lo haga igual, igual que nosotros y eso no puede ser.

    • Le puedes dar unas pautas

    • decirle a qué le das prioridad

    • qué quieres que le dé de comer y cómo…

pero habrá un montón de cosas sobre las que esa persona tendrá que ir decidiendo sobre la marcha y tendrás que ser capaz de otorgarle libertad para hacerlo como ella considere (esto cuesta, lo sé porque he pasado por ello ¡ánimo!

Nº 5  ¡Cuenta con tu hijo! ¡Implícale en el proceso!

Aunque te parezca mentira y tenga tu hijo la edad que tenga se da más cuenta de las cosas de lo que a priori pensamos.

¿Has escuchado o pensado alguna vez esta frase? “No te preocupes, si es un niño y no se entera de nada”

Te voy a contar una experiencia que tuve con el hermanito de un alumno que tenía sólo dos meses de edad que me puso los pelos de punta.

“Un día llegué más tarde al trabajo y me encontré con la siguiente situación:

Una compañera con el bebé en brazos llorando desesperadamente (el bebé, no mi compañera aunque ella también estaba a punto…) La mamá se lo había dejado para llevar al médico a su hermano que se había pillado los dedos con la puerta del coche.

Me explicaba nerviosa que le había cambiado el pañal, le había intentado dormir… pero no había manera de calmarle.

Le cogi en brazos y le saqué al jardín (habréis experimentado que a veces salir a la calle funciona ¿verdad?) y fue calmándose poco a poco y medio durmiéndose. Debía estar agotado del berrinche pero estaba como angustiado. De repente se me pasó por la cabeza decirle: “no te preocupes, tu hermano está bien. Mamá le ha llevado al médio y pronto volverán. Está todo bien”. Entonces, el bebé dió un suspiro de alivio y se durmió en mis brazos”.

¿Qué te parece? Yo me quedé alucinada. Siempre he pensado que los niños son conscientes de todo pero desde ese día mi punto de vista cambió totalmente.

Así que, explícale a tu hijo que tienes que ir a trabajar, que le va a cuidar esa persona y que luego volverás y jugaréis juntos. Explícaselo cada día antes de irte de la forma más natural que puedas. Dependiendo de la edad que tenga le podrás dar más detalles que le ayudarán a hacerse una idea del tiempo. Si es muy pequeño, explícaselo y ya está pero cuenta con él e implícale.

Nº 6 Preséntale a esa persona de forma gradual

Se trata de que la persona que va a cuidarle no invada de repente su espacio. Es decir, que sea respetuosa y que vaya acercándose gradualmente al niño según este lo vaya permitiendo.

¿Tú te sentirías cómoda si un desconocido de repente te abrazara sin preguntarte? (y no vale Brad Pitt 😉 )

Tú hijo está acostumbrado a estar contigo o con su papá y lo ideal es que alguno de los dos vaya presentándole a esa persona de forma que él vea que entra en casa, que habla con vosotros, que os conoce… en fín que es alguien más o menos de confianza.

Nº 7 Tu hijo, como tú, también es único e irrrepetible

Y puede tardar un tiempo diferente en completar este proceso.

Tú eres la que mejor sabe cómo es tu hijo y has podido observar cómo se comporta cuando está con gente que no conoce: si es de los que llora cuando le coge cualquier persona que no sois vosotros o de los que se va con cualquiera tan tranquilo.

También influye la edad. Hay momentos en los que extrañan más y momentos en los que menos. Pero esta no es una norma muy fiable porque hay excepciones (es un alivio saber que no son clones que se comportan todos de la misma forma ¿no te parece?).

Así que lo que tienes que hacer es observar qué hace tu hijo cuando está con personas diferentes a vosotros en el momento en que vais a hacer el cambio y tenerlo en cuenta.

Evidentemente si son los abuelos los que lo van a cuidar o alguien que él ya conoce todo será más fácil pero yo no dejaría de hacer el proceso gradualmente de todos modos porque os podéis llevar alguna sorpresa.

Nº 8  Ni se te ocurra irte sin avisárselo

Por si se te había pasado por la cabeza eso de: “me voy ahora que está distraído y no se da cuenta”… te digo que eso es trampa y jugar sucio. Ten en cuenta que aunque tú no estés ahí para verlo el niño se va a dar cuenta y lo peor de todo se va a sentir traicionado y va a perder parte de su confianza en ti.

Nunca me olvidaré de cómo lloraba un niño de tres años al que su padre le había dicho “no te preocupes que no me voy, me quedo aquí”. Cuando se dió la vuelta después de coger una pelota y vió que su padre ya no estaba, se puso a llorar y me dijo entre sollozos “Cristina, es que me ha engañado”… La bronca que le cayó al padre cuando volvió fue de ¡aúpa!

Así que vamos a hacerlo poco a poco. Puedes irte separando en la misma habitación, luego irte a otro espacio de la casa a coger algo… Sólo se lo dices de una forma natural, sin darle mucha importancia. “Voy a por un vaso a la cocina” por ejemplo.

Luego puedes ir alargando esos momentos y tardar cada vez más en volver…

Nº 9  Y ¿Cómo pasamos de ir a por un vaso a la cocina a marcharnos varias horas a trabajar?

Pues gradualmente. Aquí ya, imaginación al poder. Puedes:

    • irte a comprar el pan y luego volver

    • bajarte por delante a la calle y luego que baje el niño con la persona que le va a cuidar y os encontráis en un sitio acordado

    • hacerlo al revés y que se baje con “la nani” por delante y luego bajas tú…

Bueno, seguro que se te ocurren un montón de opciones. El objetivo es ir alargando el tiempo en el que estáis separados poco a poco.

Hazlo también en las rutinas importantes como la comida, dormirse… tú sabes qué cosas le cuestan más a tu peque 😉

Si lo haces así verás como es mucho más fácil, no sólo para él sino también para ti, porque te sentirás mejor viendo que el niño está bien y no lo pasarás tan mal (la verdad es que es un momento duro, para que nos vamos a engañar).

Una última cosa

Esto no quiere decir que algunos días aunque él ya esté bien con esa persona y lo hayas hecho todo gradualmente no se ponga a llorar.

Eso es porque entre ella y tú te prefiere a ti (la verdad es que aunque esté mal reconocerlo, nos alegra un poquito). Llorará un poco cuando te vas pero se le pasará rápido. Es algo parecido a cuando a ti te da pereza hacer algo y luego cuando te pones en marcha lo haces y además lo disfrutas.

RESUMIENDO

  • Ponte con tu mejor actitud positiva y transmítesela a tu hijo

  • Si puede ser en tu propia casa mejor

  • Intenta no variar demasiado las rutinas

  • No esperes que “la nani” lo haga todo igual, igual que tú

  • Explicále al niño lo que va a ocurrir de la forma más natural posible e implícale en el proceso

  • Deja que se acostumbre a la nueva persona de una forma gradual

  • Dale el tiempo que necesite

  • No te vayas sin avisárselo y ve alargando el tiempo en que estáis separados poco a poco.

Si haces este paso a paso, sabrás que tu hijo se ha ido acostumbrando a esa nueva situación poco a poco y que va a estar bien y, como dice una frase que leí el otro día en facebook:

“Donde hay un hijo felíz, hay una madre tocando el cielo”

Y tú ¿Qué opinas? Cuéntame cómo te ha ido si lo pones en práctica o qué estrategias te funcionan a ti y dame un silbidito si necesitas ayuda.

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